La Costa Brava, con su combinación mágica de naturaleza salvaje, acantilados de vértigo y pequeñas calas escondidas, es uno de los destinos costeros más espectaculares del Mediterráneo. Con su extensión desde Blanes hasta Portbou, esta franja litoral de Girona enamora a quien la recorre, ya sea por sus aguas cristalinas, sus pueblos marineros llenos de historia o su autenticidad preservada frente al turismo masivo.
Entre sus tesoros mejor guardados se encuentran playas y calas que invitan a desconectar, a dejarse llevar por el rumor de las olas y el perfume de los pinos. Para ayudarte a descubrir lo mejor de esta región mágica, hemos seleccionado 10 playas y calas que, cada una a su manera, resumen el alma de la Costa Brava.
1. Cala del Pi (Platja d’Aro)
Situada en Platja d’Aro, la Cala del Pi es uno de los lugares más atractivos de la Costa Brava. Se trata de una pequeña cala, rodeada de pinos y con aguas cristalinas, ideal para disfrutar de la tranquilidad del mar en un entorno natural único.
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2. Cala Jugadora (Cap de Creus)
En el Parque Natural del Cap de Creus, donde el viento de tramontana ha esculpido formas imposibles en la roca, se encuentra la solitaria Cala Jugadora. Llegar hasta ella no es sencillo: requiere una caminata entre paisajes áridos y dramáticos.
Pero la recompensa es mayúscula: aguas transparentes, tranquilidad absoluta y un paisaje casi lunar que parece de otro mundo. Perfecta para quienes buscan una experiencia 100% natural, fuera del circuito habitual.
3. Playa Illa Roja (Begur)
No hay postal más reconocible en la Costa Brava que la de la gran roca rojiza que preside la Playa de Illa Roja.
Esta playa, frecuentada tradicionalmente por nudistas, combina la belleza salvaje del entorno con una atmósfera tranquila y respetuosa. Solo accesible a pie desde el Camí de Ronda, ofrece un espacio íntimo para bañarse en aguas limpias y disfrutar de impresionantes vistas del litoral.
4. Cala Sa Boadella (Lloret de Mar)
Aunque Lloret de Mar es conocida por su animada vida turística, Sa Boadella es un oasis de calma.
A unos minutos en coche del centro, esta cala de arena dorada, rodeada de vegetación, mantiene su esencia natural intacta. Aguas claras, pequeños rincones de sombra entre las rocas y un ambiente relajado la convierten en una de las mejores opciones para escapar del bullicio.
5. Port-Bo (Calella de Palafrugell)
Más que una playa, Port-Bo es la imagen viva de la Costa Brava tradicional. Las barcas de pescadores descansando en la arena, las casas blancas con porches frente al mar y los conciertos de habaneras en verano hacen de este rincón algo especial.
Aunque no es una playa al uso para largas jornadas de baño, merece la pena detenerse aquí, pasear entre los arcos de «Les Voltes» y disfrutar del alma marinera que se respira en cada rincón.
6. Cala Pola (Tossa de Mar)
Accesible desde un pequeño camping o a través de un sendero costero, Cala Pola ofrece uno de los paisajes más salvajes de la zona de Tossa.
Flanqueada por altos acantilados cubiertos de pinos, sus aguas cristalinas son ideales para el snorkel. Es una cala familiar y animada en temporada alta, pero sigue conservando un aire natural y auténtico que la hace irresistible.
7. Cala Aigua Xelida (Tamariu)
Escondida entre acantilados y vegetación exuberante, Cala Aigua Xelida es una joya diminuta cerca de Tamariu. Sus aguas limpias de un azul turquesa hipnotizan a todo el que se acerca, y su tamaño reducido la hace especialmente acogedora.
El acceso, a través de un sendero a pie, añade una pizca de aventura. Ideal para quienes buscan huir de las multitudes y disfrutar de un baño casi privado entre rocas y pinos. El snorkel aquí es una delicia, con abundante vida marina.
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8. Sa Tuna (Begur)
La pequeña Cala Sa Tuna es uno de esos lugares que parece detenido en el tiempo. El antiguo barrio de pescadores, con sus casas de colores y las barcas alineadas en la orilla, ofrece un entorno idílico para disfrutar del mar.
La playa, de piedras pequeñas y aguas transparentes, invita tanto a nadar como a explorar sus fondos marinos. Además, sus restaurantes cercanos permiten alargar la visita con una buena comida frente al mar.
9. Santa Cristina (Lloret de Mar)
Ubicada en un enclave natural protegido, entre dos colinas cubiertas de bosque mediterráneo, Santa Cristina es una de las playas más bonitas de Lloret.
Su orientación resguardada la protege del viento y las olas, por lo que sus aguas son normalmente tranquilas, ideales para familias con niños pequeños. La ermita de Santa Cristina, situada sobre la colina, añade un toque cultural a la visita.
10. Playa Es Castell (Palamós)
Es Castell es un ejemplo brillante de conservación y amor por el territorio. Gracias a la movilización ciudadana, esta playa logró esquivar los proyectos urbanísticos que amenazaban su belleza natural.
Hoy, se mantiene virgen y salvaje, rodeada de pinares y campos, con arena fina y dorada y aguas transparentes. Además, junto a ella puedes visitar el poblado íbero de Castell, un vestigio histórico que aporta aún más riqueza a este rincón único.
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Descubrir las playas más encantadoras de la Costa Brava es solo el primer paso para enamorarse de esta región única. Vivir cerca de calas como Sa Tuna, Aigua Xelida o Es Castell significa disfrutar a diario de paisajes incomparables, de la tranquilidad del Mediterráneo y de un estilo de vida donde la naturaleza, la cultura y el bienestar se funden a la perfección.
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